Seguridad alimentaria
La radioactividad para nuestro Plan APPCC
Radiactividad, cómo considerarla en el plan APPCC
Toda industria alimentaria debe tener implantado un Plan APPCC y si estamos certificados en normas como BRCGS, IFS o FSCC 22.000 dentro de esos peligros que analizamos debe está el peligro de “contaminación por radioactividad”. Pero este análisis no siempre nos resulta sencillo por la poca información de la que disponemos. Aquí te voy a contar algo más sobre radiactividad.
¿Qué es y como llega a los alimentos?
La radioactividad es una propiedad de ciertos elementos químicos que tienen los núcleos atómicos inestables; para que el núcleo llegue a alcanzar de nuevo la estabilidad se tiene que producir un cambio interno, denominado desintegración radiactiva, que genera un desprendimiento de energía conocido, de forma general, como radiación. Es una definición compleja, vamos con otra:
La radiactividad es un fenómeno que se produce de manera espontánea en núcleos de átomos inestables emitiendo, mediante su desintegración en otro estable, gran cantidad de energía en forma de radiaciones ionizantes. El ritmo de emisión y el tipo y energía de las radiaciones emitidas son característicos de cada elemento radiactivo.
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¿Cómo llega la radioactividad en los alimentos?
De forma natural
La población está expuesta cotidianamente a la radiación natural. La radiación natural procede del espacio (en forma de rayos cósmicos) y del material radiactivo presente de forma natural en el suelo, el agua y el aire.
La radioactividad natural de las rocas y los minerales presentes en el suelo se puede transferir a los cultivos. El agua potable puede recoger la radiactividad natural de la tierra, y el pescado y el marisco pueden captar la radiactividad del agua o el suelo del mar. El marisco es el alimento que más radiación natural concentra, de tal manera que una persona que habitualmente coma muchos mejillones, ostras, almejas y caracoles marinos, puede recibir hasta un 50% más radiación por la alimentación que la media de la población.
Los radionucleidos más frecuentes en alimentos son el Potasio-40, el Radio-226 y el Uranio-238. Entre ellos el potasio es el más común, encontrándose en pequeñas cantidades en leche, carne y plátanos, que son ricos en potasio (se estima que está presente en el 0,012% de todo el potasio existente en la materia viva).
“Diariamente recibimos una pequeña dosis de radiación con nuestra dieta. Desde el punto de vista de la salud pública es insignificante en la mayoría de los casos, pero aun así es importante mejorar nuestro conocimiento de los factores que inciden en las dosis que reciben los consumidores”, dice Tony Colgan, Jefe de la Dependencia de Protección Radiológica del OIEA.
Por ejemplo, en Reino Unido se estima que la media de la dosis anual de exposición a la radioactividad es de 2,7 miliSievert (mSv).
Sin embargo, en Estados Unidos se estima que es más del doble, 6,2 miliSievert, de los que 0,3 tienen una procedencia «interna», a partir de la comida y el agua que se ingiere, según señala la Comisión de Regulación Nuclear de Estados Unidos (USNRC, por sus siglas en inglés).
Según datos de 2011 en España, la media anual de radiación es de 3,7 miliSievert, de los que casi un 4% proviene de bebida y comida.
De forma accidental
Los alimentos pueden contaminarse con materiales radioactivos como resultado de fugas accidentales por un incidente nuclear o radiológico. La superficie de alimentos como las frutas y verduras o los piensos pueden convertirse radiactivos por el depósito de materiales radiactivos procedentes del aire o del agua de lluvia.
Los radionúclidos pasan a través de la cadena alimentaria de la misma manera que la radiactividad natural. Al cabo del tiempo también se puede detectar radiactividad en el interior de los alimentos, ya que los radionúclidos pasan del suelo a los cultivos por las raíces y de las plantas pueden pasar a los animales. La radioactividad de los ríos, los lagos y el mar puede ser captada por los peces y los mariscos. La gravedad del riesgo depende de la combinación de radionucleidos y de la cantidad de contaminantes emitidos.
En situaciones de emergencia nuclear o radiológica, el material radiactivo liberado, puede ser transportado por el aire, la lluvia o la nieve, pudiéndose depositar en la superficie de frutas, verduras y piensos. Con el tiempo la radiactividad puede acumularse dentro de los alimentos a medida que los radionucleidos pasan del suelo a las cosechas o los animales.
Los alimentos envasados no se contaminan de radiactividad; por ejemplo, los alimentos enlatados o envueltos en plástico están protegidos de la radiactividad si se mantiene el envase hermético.
¿Qué efectos tiene el consumo de alimentos contaminados con radioactividad sobre la salud?
Los alimentos contaminados con material radioactivo no tienen mal aspecto, no podremos detectarlo a simple vista, pero el consumo aumenta la cantidad de radiactividad a la que está expuesta la persona y puede aumentar los riesgos para la salud derivados de la exposición. Por ejemplo, puede aumentar la prevalencia de ciertos cánceres en el futuro. Los efectos exactos en cada órgano dependerán del tipo de radionucleidos que se hayan ingerido y de la cantidad.
Sin embargo, los alimentos contaminados deberían consumirse durante un largo período de tiempo para llegar a suponer un riesgo para la salud de las personas. Es aquí donde estaríamos hablando de dosis- respuesta dentro de nuestro plan APPCC.
¿Cómo se determina la radioactividad en los alimentos?
Esta radiación en alimentos se mide en unidades Becquerel (Bq) que es el número de desintegraciones nucleares que ocurren en una cierta cantidad de una sustancia durante un segundo.
Por otro lado, existe la unidad Sievert (Sv) que es la dosis de radiación absorbida por la materia viva, en función del tipo de radiación (alfa, beta, gamma, X, neutrones), de las modalidades de exposición (externo o interno) y la sensibilidad específica de los órganos o tejidos expuestos.
Si hablamos de materiales con propiedades radiológicas, es decir, que emiten radiación, tendremos que hablar de isotopos radioactivos.
Se denominan isótopos a los átomos de un mismo elemento, cuyos núcleos tienen cantidad diferente de neutrones, y por tanto, difieren en masa atómica. Es por ello que los isotopos se expresan con el átomo al que hacen referencia, más un número que hace alusión a su masa atómica, por ejemplo: Yodo-131. Así, el yodo presenta hasta 37 isotopos diferentes (presentes en la naturaleza o creados artificialmente), aunque sólo el yodo 127 es el estable.
¿Hay normativa que regule la radiactividad en los alimentos?
Desde finales de los 80 existe una legislación, Reglamentos EURATOM, que regula las concentraciones de radionucleidos en los alimentos comercializados internacionalmente después de a una emergencia nuclear o radiológica.
- Reglamento (Euratom) n.º 3954/87 del Consejo, de 22 de diciembre de 1987, por el que se establecen tolerancias máximas de contaminación radiactiva de los productos alimenticios y los piensos después de un accidente nuclear o cualquier otro caso de emergencia radiológica. Modificado por el Reglamento (Euratom) n° 2218/89 del Consejo de 18 de julio de 1989 (actualiza las Tolerancias Máximas).
- Reglamento (Euratom) n.º 944/89 de la Comisión, de 12 de abril de 1989, por el que se establecen tolerancias máximas de contaminación radiactiva de los productos alimenticios secundarios después de un accidente nuclear o cualquier otro caso de emergencia radiológica.
- Reglamento (Euratom) 2016/52 del Consejo, de 15 de enero de 2016, por el que se establecen tolerancias máximas de contaminación radiactiva de los alimentos y los piensos tras un accidente nuclear o cualquier otro caso de emergencia radiológica.
Con motivo del accidente registrado en Japón el 11 de marzo de 2011, se pusieron en marcha varias iniciativas legislativas para ofrecer al consumidor una mayor protección frente a las posibles consecuencias del accidente. Así, se publicó la siguiente legislación:
- El Reglamento (UE) nº 297/2011 por el que se imponen condiciones especiales a la importación de piensos y alimentos originarios o procedentes de Japón a raíz del accidente en la central nuclear de Fukushima.
- El Reglamento de ejecución 351/2011 que modifica el Reglamento (UE) nº 297/2011 (Estas nuevas tolerancias son provisionales y se aplicarán sin prejuicio de las tolerancias máximas establecidas científicamente en el Reglamento Euratom Nº 3954/87, 944/89 y 770/90).
¿Cómo se controla la seguridad radiológica de los alimentos?
Si ha habido un accidente nuclear, el control de alimentos y agua es una de las primeras medidas de los protocolos internacionales de actuación, tanto para la exportación como para el consumo.
De todos modos, se hace un control rutinario de todas las mercancías que entran de países terceros a la UE. Este control se hace en las aduanas, donde se controla cualquier tipo de producto. Según los códigos arancelarios, los productos se someten a uno u otro tipo de control, incluyendo los de tipo sanitario o económico.
Los Estados miembros informan a la Comisión de todos los resultados analíticos a través del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) y del Sistema de Intercambio de Informaciones Radiológicas Urgentes (ECURIE).
Los alimentos a los habrá que reparar en un primer momento son:
- Los vegetales y plantas cultivados al aire libre afectados por la liberación a la atmosfera del material radioactivo (sobre todo los vegetales de hoja).
- La leche podría ser otro de los alimentos afectados, dada la relativa facilidad con la que el yodo y el cesio radioactivo pueden pasar a la leche de los animales que pastan en las áreas afectadas.
- Con el tiempo los materiales radioactivos pasan a las aguas continentales (lagos, ríos, etc) que irán a parar al mar. Algunos peces y la microflora acuática pueden llegar a acumular estos materiales, pero dado el efecto dilución del volumen de agua marina, la contaminación estaría localizada en áreas cercanas al accidente.
- Los alimentos de la zona como setas, frutos silvestres o carnes de caza pueden ser problemáticos durante largo tiempo.
Y esto, ¿Cómo nos afecta a nuestro plan APPCC?
Debemos conocer el origen de los alimentos, para poder determinar si existe la probabilidad de que provenga con potencial contaminación radiológica. Solicitar al proveedor sus controles, si proviene de zonas de riesgo o prevalencia de contaminación. Y ante la duda, analizar el producto según la legislación vigente y por laboratorio acreditado. Para nuestra tranquilidad, España es zona de muy bajo peligro por contaminación radiactiva ambiente. Puedes verlo en este mapa.
Pero también nos podemos encontrar que el producto haya sido irradiado de forma controlada como proceso tecnológico…. Pero de esto hablamos en el siguiente